ESPECULANTE
Sobre un acto espeulativo
Oscar Roldán Alzate - Curador.
ESPECULANTE es relativo a alguien o a algo que especula. Especular (1) es una palabra compleja desde su enunciado; al escucharla en un contexto definido, su dualidad no da espera; asoma una doble idea tan pronto se nombra, no necesariamente contrapuesta, pero que remite a dos asuntos claramente ajenos el uno del otro. ESPECULANTE es también el nombre de la cuarta entrega del programa ALBO, una propuesta del artista John Mario Ortiz que ahonda en las condiciones de la luz, desde su presencia como fenómeno hasta la multiplicidad de ideas y símbolos que conlleva.
Las indagaciones formales y preocupaciones conceptuales que explora John Mario han estado ligada a los espacios habitables desde una perspectiva cultural; y a las arquitecturas cargadas, vividas y revisadas por la crítica contemporánea, y se han preocupado, sobre todo, de revisar las múltiples experiencias que se producen entre los individuos y su entorno, donde la condición de los objetos y espacios matiza la vivencia de quien usa, habita y mora.
John Mario Ortiz quien ha hecho su carrera en Medellín, su ciudad natal- establece una estrategia singular en sus proyectos, donde logra que el espacio juegue y cuestione nuestra percepción y sentido lógico de la realidad. En esta línea ESPECULANTE retoma la dicotomía entre lo que es real (como presencia irrefutable) y lo que no lo es (como espacio virtual de lo posible). Aquí, la luz es forma y contenido, en esta operación que por simple es necesariamente compleja. Se trata de una instalación lumínica - la primera en ALBO en usar la luz como elemento primario-; tres espacios de proyecciones nos presentan dibujos estructurales de ventanales modernistas, de piezas arquitectónicas que recuerdan el proyecto de emancipación de la consigna moderna. Para lograr cada proyección, Ortiz diseña un intrincado sistema de espejos sostenidos por una estructura metálica, una pieza que de forma autómata sostiene y se vale como escultura volumétrica independiente. A su vez, cada estructura es bañada por un proyector de luz lenticular- como los usados en el teatro para seguirá a la figura central- que descarga su potencia como un cañón sobre las superficie discontinuas de los espejos romboidales que especulan, para dejar sobre la pared un delicado dibujo que hace sentir el interior de la sala como piel de ciudad: como exterior. Frente a esta situación, somos ya nosotros los que especulamos, pero con teorías que pretenden armar y cerrar el discurso planteado por la obra de arte.
La sala de ar e de la casa de música, con Especulante, se ha convertido en una locación que permite a los objetos presentes especular para nosotros y con nosotros, al mismo tiempo que nos incita a ser especulativos frente a lo vivido, es decir, planear conjeturas, casi de forma irresponsable, sobre lo que sentimos y vivimos. Es una experiencia compleja que solo resulta de lo simple, de lo austero.
Esta instalación propone un nuevo paisaje, uno que opera desde adentro y con nuestro interior; las sombras fragmentadas que dejan nuestros cuerpos al interponerse entre las estructuras y su reflejo hace que la doble especulación conjugue una nueva trama, una que habla necesariamente de nuestra relación con los espacios y los objetos, y que en suma plantea la fascinante capacidad que tienen nuestros cuerpos de afectar nuestro entorno, cosa que se vuelve aún más dramática cuando entendemos que es el entorno el que afecta nuestro comportamiento.
CONVERSACIONES EN ALBO 4
Oscar Roldán Alzate: ¿En qué proceso puntual se encontraba usted trabajando cuando recibe la invitación para hacer parte de los artistas ALBO? ¿Qué preocupaciones conceptuales lo asistían en ese momento?
John Mario Ortiz: Ese momento coincide con el inicio de un proceso de investigación en torno a los sistemas y métodos de proyección arquitectónica que se encuentra en la base de todos los espacios habitables construidos durante la modernidad. Me refiero al lenguaje de la arquitectura a nivel proyectual: el plano arquitectónico, su gramática lineal y convenciones gráficas. Cuando pensamos en la manera de relacionarnos con los espacios, casi siempre nos imaginamos nuestro cuerpo ocupando un lugar en un recinto cerrado. Sin embargo, el espacio también tiene una dimensión ideal o conceptual que se localiza en la mente o en el dibujo, en su proyección. Este es el asunto en torno a cual gira la tesis de maestría que adelanto en la actualidad y que en ese momento se encontraba en su fase de inicio.
O.R.: Una vez comenzamos el trabajo de indagación frente a los referentes del programa, especialmente del trabajo con luz, usted desarrolló un abanico amplio de propuestas para el espacio de la sala, ¿Qué lo llevó a inclinarse por esta propuesta y dejar otras alternativas? ¿Qué hace que una propuesta sobresalga entre las demás?
J.M.O: Creo que se trató de un proceso de negociación entre mis intereses personales como artista y otras instancias determinantes en la definición de la propuesta: los lineamientos del programa ALBO, los desafíos planteados por el espacio expositivo, la visión de la curaduría y, a un nivel más pragmático, la visibilidad del proyecto. En efecto, fueron varias las opciones consideradas en su momento, todas ellas proyectos integrales, quiero decir, las ideas de exposiciones completas, muy diferentes entre sí ahora que lo repaso, pero en algo en común entre ellas, y es la idea de orden, de estructura que la obra genera, en tensión con la forma cambiante e impredecible que aporta la interacción y la participación del público. Creo que la propuesta que mejor satisfacía este conjunto de exigencias fue Especulante, eso es lo que la hacía sobresalir entre las demás y por eso fue la que finalmente se llevó a cabo.
O.R: Háblenos del nombre de esta entrega de ALBO ¿Por qué Especulante?
J.M.O: Hallar el nombre adecuado para este proyecto no fue una tarea apremiante ni complicada en realidad, nació de una forma natural, de nombrar de manera clara el tipo de actividad que estaba desarrollando consistente en ensayar, probar, experimentar, andar a tientas en un espacio desconocido, aventurando respuestas, en resuman: especular. Este título trataba de reflejar precisamente lo que ocurría en el proceso de intentar crear algo inédito, al menos dentro de mi trabajo, mediante el uso de dos recursos nuevos para mí: la luz y los reflejos generados por superficies espejadas en el espacio arquitectónico. Creo que la palabra especulante describe exactamente lo que ocurrió con la obra, tanto en el proceso, como en el resultado final que ofrece; es literal y al mismo tiempo una metáfora de otras cosas.
O.R: Su trabajo desde hace un buen tiempo, está ciertamente inclinado a la crítica de los espacios en general y a la forma como los moramos o habitamos en particular. ESPECULANTE es una propuesta arriesgada en cuanto a los códigos que maneja, toda vez que se trata de una puesta en escena que aborda íconos de la arquitectura moderna para ponerlos literal y metafóricamente en perspectiva, además de que es una instalación lumínica que incorpora múltiples alternativas de ser vivida, experimentada, habitada. ¿Cómo recibe usted el resultado final de la muestra y qué ha percibido de la manera como es habitada por los visitantes?
J.M.O: Como lo comentaba anteriormente, en i trabajo no sólo me intereso por los espacios físicos, y por como los habitamos, sino que además me siento atraído por los espacios mentales, y por revisar las formas como son concebidos, proyectados y planeados. En esa instancia mental de la arquitectura expresada comúnmente en dibujos de planos, vistas, perspectivas, cortes etc., se hace visibles diversas estrategias de control y administración de la conducta que en los edificios, en los espacios físicos, es decir, en la arquitectura propiamente dicha no percibimos de forma evidente, pero que indudablemente nos condiciona y hasta nos puede alienar.
En este proyecto en particular el visitante es invitado a circular en medio de una situación compleja generada por varias fuentes de luz, por unos objetos escultóricos de carácter estructural que sostienen espejos de diferentes tamaños sin orden aparente, y por unos dibujos en perspectiva de vidrieras tomados de la arquitectura de Le Corbusier y recreados por medio de reflejos.
Al ubicarse en medio de este circuito de luz las sombras del cuerpo del espectador subvierten este orden virtual, quebrando y fragmentando la ilusión de los ventanales de estilo moderno, revelando así su inconsistencia.
El resultado final posibilitó, en mi opinión, que surgieran diferentes formas de recepción de la obra por parte de los visitantes, algo que encuentro muy espacial y enriquecedor. Estas han oscilado de la aproximación lúdica, propiciada por la posibilidad de interactuar visual y físicamente con las piezas, hasta la lectura reflexiva que emergía de un ejercicio más intelectual. Personalmente me siento interesado y aspiro a realizar un tipo de trabajo artístico que tenga la capacidad de dirigirse a cualquier persona, que sea idónea tanto para los que buscan en el arte hacer una lectura culta y exigente, así como para los que se dejan seducir por la pura percepción.
O.R: Evidentemente usted ha incorporado un nuevo planteamiento estructural para el espacio expositivo del programa ALBO, la luz se mantuvo pura, siendo fuete y forma de reflexión a la vez. ¿Cómo cree que esta experiencia ha tocado su trabajo hablando específicamente del manejo de la luz como elemento y tema?
J.M.O: La luz había estado presente de forma implícita en algunos de mis trabajos anteriores, como en la obra ´’Mirador’’ (2007), una intervención realizada en las ventanas de un edificio de apartamentos con imágenes translúcidas de sus vistas. Sin embargo, este nuevo proyecto se ha convertido en la ocasión perfecta para integrar explícitamente este elemento a una obra, quiero decir, como soporte mismo de la obra, además de como tema. Es muy probable que en futuros proyectos vuelva a acudir a este recurso, no sólo por la pertinencia que tiene en relación con los asuntos sobre los que me interesa indagar, sino además, por las enormes posibilidades plásticas que he descubierto en él para desarrollar en nuevos planteamientos.
O.R: ¿Cuáles son los aportes que la experiencia de hacer parte de ALBO tiene para su obra en general? ¿Qué le deja esa interacción con el público, su trabajo con la Fundación EPM y con el MAMM?
J.M.O: No me queda duda de que ALBO ha significado un importante eslabón en mi carrera profesional. Los aportes más valiosos los encuentro en la experiencia de trabajar con el apoyo de un presupuesto adecuado y de un equipo de producción y montaje que ha posibilitado la realización del que quizás sea el proyecto más ambicioso que he llevado a cabo hasta la fecha. Por otra parte, debo mencionar que la experiencia me ha permitido transitar por nuevas rutas de exploración tanto conceptuales como formales, muy importantes para la evolución futura de mi trabajo. Así mismo, las características del programa ALBO me han ofrecido las condiciones ideales para fortalecer mi confianza y adquirir nuevas herramientas con las cuales enfrentar espacios de mucha complejidad, alejados del tradicional cubo blanco.
O.R: En una perspectiva de región ¿Cuáles son sus consideraciones y cómo califica el programa ALBO? ¿Qué recomendaciones tiene para mejorar el esquema propuesto?
J.M.O: En mi opinión el programa ALBO constituye un espacio privilegiado para el desarrollo de las artes visuales en los ámbitos regional y nacional, a un nivel que va más allá de las expresiones tradicionales y de los eventos ya establecidos. Propone al público en general y a la escena artística en particular, experiencias realmente nuevas y estimulantes, proyectadas por creadores jóvenes que demandan espacios desde donde oxigenar un medio como el nuestro caracterizado aún por la pasividad y el conformismo en relación con las expresiones artísticas. La ciudad cuenta en definitiva con un espacio auténticamente experimental que es importante apoyar y fortalecer mediante una labor de promoción cada vez más intensa y decidida. En este aspecto por ejemplo, aún hay bastante por hacer.
Mis recomendaciones están orientadas a la necesidad de consolidar el programa con la promoción de sus eventos a un nivel nacional e incluso internacional, generando más difusión del trabajo de los artistas regionales y nacionales y, en segunda instancia, creando o fortaleciendo las alianzas de cooperación con instituciones y entidades localizadas en la misma zona donde se levanta el edificio de la casa de la música, un sector de renovación urbana y de mucha actividad cultural, académica y científica.
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(1) Según la Real Academia de la Lengua Española existen dos acepciones para el término, las cuales introducen su dualidad. La primera deriva de la raíz latina specularis (transparente) y quiere decir: 1. (adj.) Perteneciente o relativo a un espejo. 3. (adj.) Dicho de dos cosas simétricas: Que guardan la misma relación que la que tienen un objeto con su imagen de un espejo. La segunda acepción, del latín speculari (observar, asechar) quiere decir: 1.(tr.) Registrar, mirar con atención algo para reconocerlo y examinarlo. 2.(tr.) Meditar, reflexionar con hondura, teorizar. 3.(intr.) Perderse en sutilezas o hipótesis sin base real. 4.(intr.) Efectuar operaciones comerciales o financieras, con la esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones de los precios o de los cambios. 5.(intr.) Comerciar, traficar.
ESPECULANTE es relativo a alguien o a algo que especula. Especular (1) es una palabra compleja desde su enunciado; al escucharla en un contexto definido, su dualidad no da espera; asoma una doble idea tan pronto se nombra, no necesariamente contrapuesta, pero que remite a dos asuntos claramente ajenos el uno del otro. ESPECULANTE es también el nombre de la cuarta entrega del programa ALBO, una propuesta del artista John Mario Ortiz que ahonda en las condiciones de la luz, desde su presencia como fenómeno hasta la multiplicidad de ideas y símbolos que conlleva.
Las indagaciones formales y preocupaciones conceptuales que explora John Mario han estado ligada a los espacios habitables desde una perspectiva cultural; y a las arquitecturas cargadas, vividas y revisadas por la crítica contemporánea, y se han preocupado, sobre todo, de revisar las múltiples experiencias que se producen entre los individuos y su entorno, donde la condición de los objetos y espacios matiza la vivencia de quien usa, habita y mora.
John Mario Ortiz quien ha hecho su carrera en Medellín, su ciudad natal- establece una estrategia singular en sus proyectos, donde logra que el espacio juegue y cuestione nuestra percepción y sentido lógico de la realidad. En esta línea ESPECULANTE retoma la dicotomía entre lo que es real (como presencia irrefutable) y lo que no lo es (como espacio virtual de lo posible). Aquí, la luz es forma y contenido, en esta operación que por simple es necesariamente compleja. Se trata de una instalación lumínica - la primera en ALBO en usar la luz como elemento primario-; tres espacios de proyecciones nos presentan dibujos estructurales de ventanales modernistas, de piezas arquitectónicas que recuerdan el proyecto de emancipación de la consigna moderna. Para lograr cada proyección, Ortiz diseña un intrincado sistema de espejos sostenidos por una estructura metálica, una pieza que de forma autómata sostiene y se vale como escultura volumétrica independiente. A su vez, cada estructura es bañada por un proyector de luz lenticular- como los usados en el teatro para seguirá a la figura central- que descarga su potencia como un cañón sobre las superficie discontinuas de los espejos romboidales que especulan, para dejar sobre la pared un delicado dibujo que hace sentir el interior de la sala como piel de ciudad: como exterior. Frente a esta situación, somos ya nosotros los que especulamos, pero con teorías que pretenden armar y cerrar el discurso planteado por la obra de arte.
La sala de ar e de la casa de música, con Especulante, se ha convertido en una locación que permite a los objetos presentes especular para nosotros y con nosotros, al mismo tiempo que nos incita a ser especulativos frente a lo vivido, es decir, planear conjeturas, casi de forma irresponsable, sobre lo que sentimos y vivimos. Es una experiencia compleja que solo resulta de lo simple, de lo austero.
Esta instalación propone un nuevo paisaje, uno que opera desde adentro y con nuestro interior; las sombras fragmentadas que dejan nuestros cuerpos al interponerse entre las estructuras y su reflejo hace que la doble especulación conjugue una nueva trama, una que habla necesariamente de nuestra relación con los espacios y los objetos, y que en suma plantea la fascinante capacidad que tienen nuestros cuerpos de afectar nuestro entorno, cosa que se vuelve aún más dramática cuando entendemos que es el entorno el que afecta nuestro comportamiento.
CONVERSACIONES EN ALBO 4
Oscar Roldán Alzate: ¿En qué proceso puntual se encontraba usted trabajando cuando recibe la invitación para hacer parte de los artistas ALBO? ¿Qué preocupaciones conceptuales lo asistían en ese momento?
John Mario Ortiz: Ese momento coincide con el inicio de un proceso de investigación en torno a los sistemas y métodos de proyección arquitectónica que se encuentra en la base de todos los espacios habitables construidos durante la modernidad. Me refiero al lenguaje de la arquitectura a nivel proyectual: el plano arquitectónico, su gramática lineal y convenciones gráficas. Cuando pensamos en la manera de relacionarnos con los espacios, casi siempre nos imaginamos nuestro cuerpo ocupando un lugar en un recinto cerrado. Sin embargo, el espacio también tiene una dimensión ideal o conceptual que se localiza en la mente o en el dibujo, en su proyección. Este es el asunto en torno a cual gira la tesis de maestría que adelanto en la actualidad y que en ese momento se encontraba en su fase de inicio.
O.R.: Una vez comenzamos el trabajo de indagación frente a los referentes del programa, especialmente del trabajo con luz, usted desarrolló un abanico amplio de propuestas para el espacio de la sala, ¿Qué lo llevó a inclinarse por esta propuesta y dejar otras alternativas? ¿Qué hace que una propuesta sobresalga entre las demás?
J.M.O: Creo que se trató de un proceso de negociación entre mis intereses personales como artista y otras instancias determinantes en la definición de la propuesta: los lineamientos del programa ALBO, los desafíos planteados por el espacio expositivo, la visión de la curaduría y, a un nivel más pragmático, la visibilidad del proyecto. En efecto, fueron varias las opciones consideradas en su momento, todas ellas proyectos integrales, quiero decir, las ideas de exposiciones completas, muy diferentes entre sí ahora que lo repaso, pero en algo en común entre ellas, y es la idea de orden, de estructura que la obra genera, en tensión con la forma cambiante e impredecible que aporta la interacción y la participación del público. Creo que la propuesta que mejor satisfacía este conjunto de exigencias fue Especulante, eso es lo que la hacía sobresalir entre las demás y por eso fue la que finalmente se llevó a cabo.
O.R: Háblenos del nombre de esta entrega de ALBO ¿Por qué Especulante?
J.M.O: Hallar el nombre adecuado para este proyecto no fue una tarea apremiante ni complicada en realidad, nació de una forma natural, de nombrar de manera clara el tipo de actividad que estaba desarrollando consistente en ensayar, probar, experimentar, andar a tientas en un espacio desconocido, aventurando respuestas, en resuman: especular. Este título trataba de reflejar precisamente lo que ocurría en el proceso de intentar crear algo inédito, al menos dentro de mi trabajo, mediante el uso de dos recursos nuevos para mí: la luz y los reflejos generados por superficies espejadas en el espacio arquitectónico. Creo que la palabra especulante describe exactamente lo que ocurrió con la obra, tanto en el proceso, como en el resultado final que ofrece; es literal y al mismo tiempo una metáfora de otras cosas.
O.R: Su trabajo desde hace un buen tiempo, está ciertamente inclinado a la crítica de los espacios en general y a la forma como los moramos o habitamos en particular. ESPECULANTE es una propuesta arriesgada en cuanto a los códigos que maneja, toda vez que se trata de una puesta en escena que aborda íconos de la arquitectura moderna para ponerlos literal y metafóricamente en perspectiva, además de que es una instalación lumínica que incorpora múltiples alternativas de ser vivida, experimentada, habitada. ¿Cómo recibe usted el resultado final de la muestra y qué ha percibido de la manera como es habitada por los visitantes?
J.M.O: Como lo comentaba anteriormente, en i trabajo no sólo me intereso por los espacios físicos, y por como los habitamos, sino que además me siento atraído por los espacios mentales, y por revisar las formas como son concebidos, proyectados y planeados. En esa instancia mental de la arquitectura expresada comúnmente en dibujos de planos, vistas, perspectivas, cortes etc., se hace visibles diversas estrategias de control y administración de la conducta que en los edificios, en los espacios físicos, es decir, en la arquitectura propiamente dicha no percibimos de forma evidente, pero que indudablemente nos condiciona y hasta nos puede alienar.
En este proyecto en particular el visitante es invitado a circular en medio de una situación compleja generada por varias fuentes de luz, por unos objetos escultóricos de carácter estructural que sostienen espejos de diferentes tamaños sin orden aparente, y por unos dibujos en perspectiva de vidrieras tomados de la arquitectura de Le Corbusier y recreados por medio de reflejos.
Al ubicarse en medio de este circuito de luz las sombras del cuerpo del espectador subvierten este orden virtual, quebrando y fragmentando la ilusión de los ventanales de estilo moderno, revelando así su inconsistencia.
El resultado final posibilitó, en mi opinión, que surgieran diferentes formas de recepción de la obra por parte de los visitantes, algo que encuentro muy espacial y enriquecedor. Estas han oscilado de la aproximación lúdica, propiciada por la posibilidad de interactuar visual y físicamente con las piezas, hasta la lectura reflexiva que emergía de un ejercicio más intelectual. Personalmente me siento interesado y aspiro a realizar un tipo de trabajo artístico que tenga la capacidad de dirigirse a cualquier persona, que sea idónea tanto para los que buscan en el arte hacer una lectura culta y exigente, así como para los que se dejan seducir por la pura percepción.
O.R: Evidentemente usted ha incorporado un nuevo planteamiento estructural para el espacio expositivo del programa ALBO, la luz se mantuvo pura, siendo fuete y forma de reflexión a la vez. ¿Cómo cree que esta experiencia ha tocado su trabajo hablando específicamente del manejo de la luz como elemento y tema?
J.M.O: La luz había estado presente de forma implícita en algunos de mis trabajos anteriores, como en la obra ´’Mirador’’ (2007), una intervención realizada en las ventanas de un edificio de apartamentos con imágenes translúcidas de sus vistas. Sin embargo, este nuevo proyecto se ha convertido en la ocasión perfecta para integrar explícitamente este elemento a una obra, quiero decir, como soporte mismo de la obra, además de como tema. Es muy probable que en futuros proyectos vuelva a acudir a este recurso, no sólo por la pertinencia que tiene en relación con los asuntos sobre los que me interesa indagar, sino además, por las enormes posibilidades plásticas que he descubierto en él para desarrollar en nuevos planteamientos.
O.R: ¿Cuáles son los aportes que la experiencia de hacer parte de ALBO tiene para su obra en general? ¿Qué le deja esa interacción con el público, su trabajo con la Fundación EPM y con el MAMM?
J.M.O: No me queda duda de que ALBO ha significado un importante eslabón en mi carrera profesional. Los aportes más valiosos los encuentro en la experiencia de trabajar con el apoyo de un presupuesto adecuado y de un equipo de producción y montaje que ha posibilitado la realización del que quizás sea el proyecto más ambicioso que he llevado a cabo hasta la fecha. Por otra parte, debo mencionar que la experiencia me ha permitido transitar por nuevas rutas de exploración tanto conceptuales como formales, muy importantes para la evolución futura de mi trabajo. Así mismo, las características del programa ALBO me han ofrecido las condiciones ideales para fortalecer mi confianza y adquirir nuevas herramientas con las cuales enfrentar espacios de mucha complejidad, alejados del tradicional cubo blanco.
O.R: En una perspectiva de región ¿Cuáles son sus consideraciones y cómo califica el programa ALBO? ¿Qué recomendaciones tiene para mejorar el esquema propuesto?
J.M.O: En mi opinión el programa ALBO constituye un espacio privilegiado para el desarrollo de las artes visuales en los ámbitos regional y nacional, a un nivel que va más allá de las expresiones tradicionales y de los eventos ya establecidos. Propone al público en general y a la escena artística en particular, experiencias realmente nuevas y estimulantes, proyectadas por creadores jóvenes que demandan espacios desde donde oxigenar un medio como el nuestro caracterizado aún por la pasividad y el conformismo en relación con las expresiones artísticas. La ciudad cuenta en definitiva con un espacio auténticamente experimental que es importante apoyar y fortalecer mediante una labor de promoción cada vez más intensa y decidida. En este aspecto por ejemplo, aún hay bastante por hacer.
Mis recomendaciones están orientadas a la necesidad de consolidar el programa con la promoción de sus eventos a un nivel nacional e incluso internacional, generando más difusión del trabajo de los artistas regionales y nacionales y, en segunda instancia, creando o fortaleciendo las alianzas de cooperación con instituciones y entidades localizadas en la misma zona donde se levanta el edificio de la casa de la música, un sector de renovación urbana y de mucha actividad cultural, académica y científica.
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(1) Según la Real Academia de la Lengua Española existen dos acepciones para el término, las cuales introducen su dualidad. La primera deriva de la raíz latina specularis (transparente) y quiere decir: 1. (adj.) Perteneciente o relativo a un espejo. 3. (adj.) Dicho de dos cosas simétricas: Que guardan la misma relación que la que tienen un objeto con su imagen de un espejo. La segunda acepción, del latín speculari (observar, asechar) quiere decir: 1.(tr.) Registrar, mirar con atención algo para reconocerlo y examinarlo. 2.(tr.) Meditar, reflexionar con hondura, teorizar. 3.(intr.) Perderse en sutilezas o hipótesis sin base real. 4.(intr.) Efectuar operaciones comerciales o financieras, con la esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones de los precios o de los cambios. 5.(intr.) Comerciar, traficar.