Proyecciones Telúricas
Martha Alicia González Maya
Texto para el catálogo de la exposición, Proyecciones telúricas. Fundación Calle Bohemia. 2013
John Mario Ortiz vine investigando y trabajando desde hace varios años el tema de la arquitectura derivándola hacia la práctica de la instalación. U apropiación del espacio la dota de un sentido de escrutinio de la disciplina tanto de su forma de vivienda y hábitat, como en términos de lenguaje visual y espacial.
En muchos de sus trabajos aborda el asunto de la vivienda en tanto que estructura protectora de la intimidad, pero exponiéndola a la mirada del otro, como sucedió en los proyectos Mirador y Pabellones, en dos sectores diferentes de Medellín.
Ortiz asuma la idea que se ha mantenido de la arquitectura como arte, a lo largo de la historia. A este respecto Le Corbusier en Vers une Architecture (1923) dice que La arquitectura e arte en su sentido más elevado, es orden matemático, es teoría pura, armonía completa gracias a la exacta proporción de todas las relaciones… Sin embargo, el artista no la asume como arte per se, sino que ella deviene objeto y medio de su creación artística, la cual esta imbuida de compromiso con la ciudad y con la época que le ha tocado vivir. Lo que ha Ortiz le interesa de la arquitectura es el lenguaje proyectual.
El contexto urbano enmarca habitualmente los proyectos del artista. En primera instancia, el referente s la ciudad que habita: Medellín, con las complejidades sociales, económicas y políticas que la caracterizan,. Dado que su eje de exploración es bien definido, para desarrollar la exposición Proyecciones Telúricas en Fundación Calle Bohemia, visitó Armenia a fin de (re)conocerla y sentir el pulso de la ciudad. Encontró algunos hitos que le permitieron leerla desde lo telúrico, focalizando su lectura en el Museo de Oro Quimbaya, en su articulación al paisaje. Del museo tomó algunos elementos característicos de la arquitectura de Rogelio Salmona que están insertos en la edificación de forma particular. Desarrolla entonces su obra Proyección Telúrica en la que ha manera de capas superpuestas elabora una metáfora de la montaña y del río que traslada a un dibujo mural elaborado directamente sobre la pared con papel milimetrado. La obra se convierte así en el trompe l oeil de un volumen abstracto sólido y al mismo tiempo etéreo.
El mismo concepto le permite crear una serie de pequeñas obras: Relieves. Se trata de escuadras de distintos tamaños fabricadas en madera que, conservando su tendencia abstracta, devienen pequeños paisajes miméticos. Estamos frente a una lectura minimalista de nuestra ciudad en la que el paisaje ha devenida geometrización metafórica.
En Escala, el sustrato sigue siendo el papel de cálculo o milimetrado, esta vez empleado para referirse a las convenciones gráficas usadas en la medición de magnitudes de los movimientos sismológicos, y a la vez, a los niveles de gradación tonal del dibujo, alusión sutil a los matices distintos de los eventos ocurridos en esta localidad. En efecto, un juego de capas translúcidas colgantes superpuestas y trabajadas en gradación, remite al espectador de un modo indirecto a una progresión de intensidades del marrón, el color de la tierra.
Espejo, diálogo entre el piso lustroso del espacio expositivo y la imagen de su reflejo proyectada en la pared, se convierte en un juego de realidad e ilusión, planteada en la misma esfera de los elementos telúricos referidos a la casa de Fundación Calle Bohemia en primera instancia, y a toda la ciudad por extensión.
Texto para el catálogo de la exposición, Proyecciones telúricas. Fundación Calle Bohemia. 2013
John Mario Ortiz vine investigando y trabajando desde hace varios años el tema de la arquitectura derivándola hacia la práctica de la instalación. U apropiación del espacio la dota de un sentido de escrutinio de la disciplina tanto de su forma de vivienda y hábitat, como en términos de lenguaje visual y espacial.
En muchos de sus trabajos aborda el asunto de la vivienda en tanto que estructura protectora de la intimidad, pero exponiéndola a la mirada del otro, como sucedió en los proyectos Mirador y Pabellones, en dos sectores diferentes de Medellín.
Ortiz asuma la idea que se ha mantenido de la arquitectura como arte, a lo largo de la historia. A este respecto Le Corbusier en Vers une Architecture (1923) dice que La arquitectura e arte en su sentido más elevado, es orden matemático, es teoría pura, armonía completa gracias a la exacta proporción de todas las relaciones… Sin embargo, el artista no la asume como arte per se, sino que ella deviene objeto y medio de su creación artística, la cual esta imbuida de compromiso con la ciudad y con la época que le ha tocado vivir. Lo que ha Ortiz le interesa de la arquitectura es el lenguaje proyectual.
El contexto urbano enmarca habitualmente los proyectos del artista. En primera instancia, el referente s la ciudad que habita: Medellín, con las complejidades sociales, económicas y políticas que la caracterizan,. Dado que su eje de exploración es bien definido, para desarrollar la exposición Proyecciones Telúricas en Fundación Calle Bohemia, visitó Armenia a fin de (re)conocerla y sentir el pulso de la ciudad. Encontró algunos hitos que le permitieron leerla desde lo telúrico, focalizando su lectura en el Museo de Oro Quimbaya, en su articulación al paisaje. Del museo tomó algunos elementos característicos de la arquitectura de Rogelio Salmona que están insertos en la edificación de forma particular. Desarrolla entonces su obra Proyección Telúrica en la que ha manera de capas superpuestas elabora una metáfora de la montaña y del río que traslada a un dibujo mural elaborado directamente sobre la pared con papel milimetrado. La obra se convierte así en el trompe l oeil de un volumen abstracto sólido y al mismo tiempo etéreo.
El mismo concepto le permite crear una serie de pequeñas obras: Relieves. Se trata de escuadras de distintos tamaños fabricadas en madera que, conservando su tendencia abstracta, devienen pequeños paisajes miméticos. Estamos frente a una lectura minimalista de nuestra ciudad en la que el paisaje ha devenida geometrización metafórica.
En Escala, el sustrato sigue siendo el papel de cálculo o milimetrado, esta vez empleado para referirse a las convenciones gráficas usadas en la medición de magnitudes de los movimientos sismológicos, y a la vez, a los niveles de gradación tonal del dibujo, alusión sutil a los matices distintos de los eventos ocurridos en esta localidad. En efecto, un juego de capas translúcidas colgantes superpuestas y trabajadas en gradación, remite al espectador de un modo indirecto a una progresión de intensidades del marrón, el color de la tierra.
Espejo, diálogo entre el piso lustroso del espacio expositivo y la imagen de su reflejo proyectada en la pared, se convierte en un juego de realidad e ilusión, planteada en la misma esfera de los elementos telúricos referidos a la casa de Fundación Calle Bohemia en primera instancia, y a toda la ciudad por extensión.